La noche del Miércoles de esta semana, el proyecto
que habilita el voto optativo desde los 16 años, obtuvo media sanción en la Cámara de Senadores de la Nación. El proyecto
contó con el acompañamiento total de la Unión Cívica Radical.
El proyecto modifica más de seis leyes y acomoda en
el sistema electoral la inclusión de los jóvenes de 16 y 17 años, que podrán votar si así lo desean. Se modifica el primer artículo del Código
Electoral, que dirá que son electores nacionales “los argentinos nativos y por
opción desde los 16 años y los argentinos naturalizados desde los 18 años.”
“Los argentinos que hubiesen cumplido los 16 años gozan de todos los derechos
políticos conforme a la
Constitución y a las leyes de la República ”, afirma el
proyecto creado por el senador kirchnerista, Aníbal Fernández.

Hoy en
nuestra ciudad, nos convoca al saludable debate público, el cual celebramos
desde la juventud “Karakachoff y si bien mucho se dijo ya, en quienes me
antecedieron en la palabra, seguramente muchas cosas quedarán por decir.
Algunos
dirán que los jóvenes o niños de 16 años (según la convención de los Derechos
del Niño, se es niño hasta los 18 años) no están capacitados ni formados
cívicamente para votar, que no les interesa la política, o que tan solo no
quieren votar, que si votan a alguien, ese alguien no los representa, o del
contexto político en que se realiza una reforma política como picardía
electoral, en fin, un sinnúmero de posiciones que son legítimas o respetables
desde el punto de vista que se lo analice.
Nuestra
posición como Juventud Radical “Sergio Karakachoff”, es adoptar la manera de
llamar a esos jóvenes de 16 años, ciudadanos
de 16 años, que tienen la posibilidad de votar de manera optativa, y esa
condición de ciudadano, no sólo implica la posibilidad de votar en una
elección, sino que trasciende los límites de esta acción y ahí es donde
queremos establecer algunas diferencias con respecto al proyecto presentado y
aprobado.
Vamos
a intentar poner sobre la discusión, aquello que nos permita tomar la posta
para poder darle a esta Ley, un marco de integración de otros derechos que no
se tienen en cuenta, ni que tampoco el Estado Nacional gestiona para poder
acceder a estos.
Tampoco
vamos a caer en la facilidad de exigir cuestiones que carezcan de realismo ni
utopías para la gestión nacional, porque si hablamos de derechos para
determinados ciudadanos, también tenemos que hablar de factores y
circunstancias, que es necesario aclarar, para no empobrecer el debate.
Estamos totalmente de acuerdo que ciudadanos de 16 años puedan acceder al derecho a decidir sobre cuestiones colectivas, como la ampliación de derechos cívicos y de la participación democrática, pero también entendemos que tienen el derecho a decidir en los ámbitos en que pueden ejercer ese derecho, por lo tanto insistimos en posibilitar la construcción de espacios de participación para que cada voz, pueda ser escuchada, y se les permita tomar decisiones y a la vez adquirir responsabilidades y compromisos. El voto de los ciudadanos en esta franja etaria, debería ampliarse también en los espacios culturales y barriales, o en algo muy cercano a nosotros, los partidos políticos, en las políticas gubernamentales, y por sobre todo en las instituciones educativas.
Estamos de acuerdo en que se amplíe el número de ciudadanos que puedan votar, porque históricamente, numerosos ciudadanos han sido excluidos del derecho a votar por razones muy variadas, sino recordemos en los primeros tiempos cuando se consideraba que sólo un grupo mínimo de la población se encontraba “capacitada” para hacer uso de este derecho, pero con el paso del tiempo se fue madurando en ese pensamiento, para dar lugar al siglo XIX, cuando se ampliaba en aquel momento el voto a la universalidad, dándonos el derecho a las mujeres que hasta ese momento teníamos vedado. Por eso, es que estamos en sintonía con la iniciativa, pero no desconocemos las realidades a la cual muchos jóvenes se deben enfrentar en sus lugares de estudio por ejemplo, Este tipo de leyes, por la cual estamos debatiendo, trae a colación estas paradojas aunque un poco risueñas, que un ciudadano de 16 puede votar a un Presidente o Diputado de la Nación, pero en muchos casos no puede elegir un presidente de centro de estudiantes.
Necesitamos dar realidad y seriedad al debate, que no se nos tome por tontos, ingenuos de saber leer una cuestión política que solo disfraza una parte de la participación democrática, que no se nos impongan las posibilidades, sino que seamos parte de ellas, que podamos pensar distinto.
Consideramos necesario que se promuevan modelos de organización política en escuelas secundarias y terciarias, en donde se puedan dejar plasmadas sus inquietudes y necesidades, para que sean las juventudes las reales protagonistas en la concreción de esta nueva conquista. Ámbitos como el que estamos presenciando son una excelente alternativa.
Apuntamos también que la perfectibilidad de esta Ley incluya una Educación cívica dirigida a las relaciones sociales, fortaleciendo los espacios de convivencia entre las personas, a pesar de que muchos prefieran la fragmentación e individualidades; que a cada argentino se nos permita ser más tolerantes y solidarios con los demás. Dentro de la educación cívica podemos encontrar la enseñanza de las reglas de ordenamiento. Adquirir la capacidad de interpretar información política o de desarrollar un análisis crítico de la democracia y del papel de los ciudadanos.
Como hablamos de ciudadanos y no solamente de votos, hacemos también referencia a la convivencia, como forma de relacionarnos entre nosotros, que debemos escoger desde muy jóvenes. Para ello es necesario el respeto, el amor, el perdón, entre otros, debemos tolerar las costumbres de otras personas, y en esto también hay que incluir la convivencia política, a través del disenso y el consenso, que sólo algunos sectores pregonamos, y que no todos entienden esta forma de hacer y de pensar las cosas. Cada vez se agiganta más la brecha de los que tienen más, de los que menos tienen, de tratar a aquellos que no piensan como uno, como traidores, golpistas o anti gobierno o destructores de un modelo nacional. A ese tipo de convivencia le decimos no, porque como ciudadanos tenemos derechos que hoy se ven avasallados por un autoritarismo o por dirigentes ciegos de la realidad y de estado actual de las cosas cotidianas. Queremos la libertad, la independencia en las opiniones, queremos el desarrollo por encima del solo crecimiento, queremos relacionarnos a través de una comunicación permanente, sin abusos de cadenas nacionales, eso es también convivencia, así lo piensa este grupo radical, La Karakachoff.
Y si algunos quieren creer que estamos a favor de este proyecto, siéndoles funcionales al oficialismo, están muy equivocados. No queremos que se incluya en el padrón a una masa de aplaudidores del poder, sino a jóvenes racionales conscientes de sus decisiones, de los cuales debemos acordarnos de ellos no solo a la hora de ir a pedirles el voto, sino también a la hora de legislar en pos de sus demandas y necesidades.
Al momento de analizar si el voto debe ser optativo u obligatorio, muchos mencionaron en estos días la posibilidad de incrementar aún más el clientelismo político, en general los sistemas clientelares aparecen donde la necesidad de integrar rápidamente un elevado número de participantes a un sistema político sin tradición organizativa, lleva al desarrollo de sistemas de mediación informal entre la acción estatal y las necesidades de las comunidades, siendo ese intercambio extraoficial de favores, en el cual los titulares de cargos políticos regulan la concesión de prestaciones, obtenidas a través de su función pública o de contactos relacionados con ella, a cambio de apoyo electoral.
Y puede ser que pase, porque no? pero con más razón, como integrantes de un grupo político, nos debe incentivar este desafío de hacerles saber a quienes piensan y hacen estas prácticas, que vamos a ir en busca del voto, desde el convencimiento, desde la militancia, desde el diálogo, de lo real y no desde lo imaginario, ni lo que se pudo haber hecho o lo que hubiese querido algún “EL”. Ahí estaremos dando la batalla ideológica y práctica de las cuestiones políticas y de la sociedad misma, no nos conformamos con lo existente, queremos transformar, ahí es donde nuestra Juventud Radical va a estar, defendiendo las instituciones y las herramientas que la democracia nos brinda.
Respetaremos la condición de optativo, desde la convicción que la obligatoriedad tampoco garantiza que no se utilice como mecanismo de captación clientelar o a favor de las grandes estructuras políticas partidarias, esa será otra discusión y es ahí donde deberemos perfeccionar esta Ley, porque por encima de esta condición, se encuentra la ampliación de derechos políticos con la cual vamos por la positiva. El voto se revierte en la calle, convencidos de eso, con militancia política y social, las ideas, la gestión, desde “la Lucha Popular”.
Vamos a insistir con la Libertad para pensar distinto, por la paz en la convivencia y con más y mejor democracia, por eso queremos decirle al Kirchnerismo, que no es hoy el día “D”, en que todo cambió, que sólo ahora se piensa en la Juventud, como si fuese la única verdad, la verdad la tiene la historia, los hechos concretos, a esta democracia la alimentamos entre todos, desde la Revolución del Parque en 1890 y la Ley Saenz Peña hasta la recuperación de la democracia en1983 donde Raúl Alfonsín comienza su presidencia defendiendo por encima de las presiones gremiales, militares e internacionales, los derechos y garantías de cada ciudadano, jóvenes y no jóvenes, eso es también pensar y hacer, y seremos muchos radicales que lo seguiremos intentando.
Vamos a seguir pensando en aquellos que tienen el derecho a votar, pero que no tienen el derecho a salir de la indigencia o la pobreza, mientras otros incrementan notablemente sus patrimonios, vamos a bregar por el derecho a la información pública, por aquello que se ven vulnerados en su derechos de buen ciudadano, por cada hecho de corrupción y el debilitamiento constante de las instituciones democráticas. Salgamos del monologo y de una sola postura a la cual nos quieren acostumbrar, a esta Argentina las integramos todos, la queremos todos, muchos no se hacen cargo de sus historias, de sus alianzas, de sus acuerdos, somos los radicales quienes si nos hacemos cargo, quienes queremos políticas progresistas, a favor de los que menos tienen, porque tenemos referencias que sí defendieron y defienden nuestros ideales, no sólo en sus discursos, sino también en las acciones, preservando el bien común por encima del particular y de la acumulación del Poder.
Esta Juventud apuesta a las alternativas que garanticen futuro y priorice a las nuevas generaciones, porque estamos convencidos de que nuestro país necesita un proyecto serio, que involucre a todos. De sostener que las diferencias entre expresiones políticas enriquecen y que escuchar al que piensa distinto puede sumar, entendiendo que el disentir en determinados temas es sano para la democracia y no una guerra de individualidades que buscan hacer de esto una parodia de la política, en contraposición de que las diferencias son enriquecedoras.
Creemos que el estudio y el trabajo son los pilares para construir un país en serio, que no dependa de las limosnas y del asistencialismo. Pensamos con certeza que sin educación, se hunde a las sociedades en la miseria más absoluta: la miseria que no sólo tiene que ver con lo material, sino con la imposibilidad de elegir por pura ignorancia y así ser captados por la demagogia y el oportunismo.
Dejamos nuestra postura planteada, agradecemos a quienes organizaron esta jornada por darnos la posibilidad de poder exponer nuestras ideas, somos un sector de la Juventud Radical que tiene un cauce progresista, así lo pensamos, así lo hacemos.
Saludamos a todos ustedes, JR “Sergio Karakachoff”, La Capital, Santa Fe.